Este es el primero de una serie de artículos que, espero, continuaré publicando con frecuencia quincenal. Cada uno de ellos se corresponde con cada una de las partes extraídas de un pequeño dossier de 61 páginas que elaboré en diciembre de 2008 empleando, principalmente, material literario de otros autores que encontré en la red, y a partir del cual compuse un mapa general que me ayudó a asimilar nociones básicas. Habiendo pasado ya más de un año desde que lo terminé, los acontecimientos acaecidos en 2009 y las lecturas de nuevo material me han reafirmado en las ideas fundamentales que pretendo dar a conocer con este trabajo.
Al final del artículo encontrarán un archivo que incluye el índice del dossier original (donde se puede consultar por adelantado la temática de los próximos artículos) y la lista con los nombres de los autores cuyo trabajo he muestreado.
Mi principal intención es someter a la crítica de aquellas personas que conozcan los temas tratados la información que estos artículos aportan.
Pero aguardo también que la lectura sea entretenida para todo el mundo y que ayude a conocer cuestiones básicas de nuestro día a día.
Doy las gracias a todos los autores cuyo trabajo me ha sido tan útil y me ha inspirado para realizar este dossier.
Para entender el origen y desarrollo de la crisis de 1929, es necesario tener asimiladas ciertas nociones básicas pero que lamentablemente suelen no ser de dominio público a pesar de que la gran mayoría de la población, en los países industrializados, tiene en teoría acceso a estos conocimientos.
¿Qué es el dinero? ¿Qué es el patrón oro? ¿Qué es un banco central? Las respuestas a estas cuestiones, y algunas otras, son esenciales para entender la crisis de 1929 y su relación con la vida que hoy vivimos, con nuestro contexto histórico-social presente.
[...] El trueque y los primeros dineros
Los primeros intercambios comerciales que se realizaron en la historia fueron trueques. Es decir, se intercambiaba un bien por otro, sin hacer uso del dinero.
Sucedía, sin embargo, que a veces uno quería conseguir cierto bien, por ejemplo manzanas, y estaba dispuesto a dar otro a cambio, por ejemplo pescado; pero no encontraba a nadie dispuesto a darle manzanas a cambio de pescado, por mucho pescado que ofreciese.
¿Qué podía hacer uno ante tal situación? No le quedaba más remedio que enterarse de qué bien quería adquirir el vendedor de manzanas, tal vez pan, y tratar de cambiar pescado por pan y luego ir al vendedor de manzanas y comprárselas a cambio del pan. Pero, tal vez, el panadero tampoco quería pescado. El ir de compras podía convertirse en una auténtica misión imposible.
Cada bien tiene sus características. Y, claro está, había bienes que eran más fáciles de colocar en el mercado que otros. Esto es, bienes que uno podía comprar o vender con mayor facilidad. Eran bienes que, lejos de cubrirse de polvo en las estanterías, circulaban fluidamente por los mercados. Eran los bienes más “líquidos”.
Tal vez a uno no le interesaba lo más mínimo consumir ese bien que tanto le gustaba al mercado. Pero, siendo de los más fáciles de comprar, era fácil conseguirlo a cambio de lo que uno tenía para ofrecer. Y, siendo de los más fáciles de vender, era fácil cambiarlo por lo que uno sí quería consumir.
Así que, inevitablemente, el bien más líquido acababa por ganarse una demanda que no estaba relacionada con el deseo de consumirlo directamente, sino que estaba basada en el conocimiento de que era fácil, con él, conseguir los demás bienes.
De esta manera, al bien más líquido del mercado se le llamó dinero. Friedrich von Hayek (un economista) llegó a decir que sería más preciso usar el término dinero como adjetivo y no como sustantivo. Es decir, cuanto más líquido es un bien, más dinero (o dinerable) es ese bien.
Lo que el dinero es y lo que no es
Obsérvese que el dinero facilitó enormemente los intercambios. Sin duda, esto permitió una mayor prosperidad, pero el dinero per se no creó riqueza.
Es más, el dinero sólo tiene valor cuando la riqueza ya existe. Su razón de ser es precisamente la de representar riqueza que ya ha sido producida o se está produciendo pero que todavía no se ha consumido, es decir, bienes y servicios que podemos intercambiar por otros.
Debería quedar claro, entonces, que si la riqueza producida por una economía no ha aumentado, un aumento de la cantidad de dinero no servirá para enriquecer esa economía.
Esto es esencial: analicémoslo por reducción al absurdo. Si pudiésemos crear riqueza a fuerza de crear dinero, en situaciones de gran carestía podríamos prosperar con la sola ayuda de la emisión de dinero. Supongamos que ya llevamos dos días completamente aislados en un atolón desolado donde no hay nada con que alimentarnos y nuestras fuerzas empiezan a fallarnos, pero tenemos un millón de euros. Bien, ¿cuanto vale ese millón de euros? Prácticamente nada. Y esos mismos trozos de papel en cualquier ciudad del Viejo Continente serían una fortuna.
Incluso los gobiernos y bancos centrales de los países más pobres tienen poder para acuñar dinero. Dado que imprimir billetes es relativamente barato, pueden entregar a cada ciudadano muchos billetes con muchos ceros a la derecha. Si el dinero fuese riqueza per se, la pobreza en este mundo sería virtualmente imposible.
El oro se impone
Hubo un sinfín de bienes que fueron, en algún momento de la historia, en algún lugar del mundo, dinero. Vacas, conchas, pequeños discos de cobre o bronce o hierro, hojas secas de tabaco, cigarrillos, etcétera. Pero, finalmente, en el mercado se prefirió el oro.
Para que un bien pueda intercambiarse con mucha fluidez, lo cual, como hemos visto, es imprescindible para que pueda llegar a ser dinero, necesita cumplir ciertos requisitos:
Primero, transportable, es decir, su valor ha de ser alto en relación con su peso, para poder comerciar con lugares lejanos.
Segundo, divisible, para facilitar las transacciones menores.
Tercero, homogéneo, para que cada una de las partes en que lo dividimos sea igual.
Cuarto, duradero, para que mantenga su valor mientras lo tenemos almacenado entre su compra y su venta.
Quinto, difícil de falsificar.
Ningún bien satisfizo tan bien estas condiciones como el oro.
El señoraje...
Hemos visto que el dinero surgió del mercado, no de ley alguna. Sin embargo, como suele suceder, una vez el mercado lo hubo creado, las leyes lo regularon.
Los poderosos se esforzaron por conseguir el monopolio de su emisión. Y así se empezaron a acuñar monedas metálicas con la efigie de los gobernantes. El valor de la moneda en el mercado venía determinado por el valor que el mercado otorgaba al metal de que estaba hecha. De manera que una moneda de cobre solía valer menos que una de plata y ésta menos que una de oro.
Pero, una vez que el poder público se hizo con el monopolio de la emisión, pudo determinar por ley el valor de cambio de esas monedas. Fijado ese valor, el soberano podía reducir la proporción del metal valioso de la moneda y poner en su lugar un metal más barato. La moneda entonces valía legalmente más que lo que valían los metales de que estaba compuesta. O dicho de otra manera: por arte de legislación, el soberano podía comprar cobre para fabricar monedas y venderlas a precio de oro.
Obviamente, el mercado no reconocía por mucho tiempo ese sobrehumano poder que los gobernantes se otorgaban a sí mismos. Y, con el tiempo, cuando uno quería pagar algo con esas monedas legalmente falsificadas, se encontraba con que le pedían un precio más elevado.
...y la inflación
Lo que antes se podía comprar con cierto número de monedas de oro, ahora se compraba con un número superior de monedas porque cada una de las nuevas monedas contenía menos oro. Y, por lo que hemos visto antes, lo que importaba al comerciante era la cantidad de oro que acababa en su caja de caudales, no el número de retratos del rey de turno.
El soberano vanamente pretendía que las monedas que contenían poco oro valiesen tanto como las que tenían más oro. Es decir, mediante leyes pretendía inflar el valor de unas monedas poco valiosas. A medida que en el mercado se iban dando cuenta de lo poco que valía realmente cada una de esas monedas, los vendedores pedían más monedas, o sea, subían el precio de sus bienes. El resultado era que todos los precios expresados en esa moneda se encarecían. A esto se llamó inflación.
No tardaron mucho en aparecer teóricos, como el padre Juan de Mariana, que negaron al gobierno la legitimidad para reducir el contenido de metal precioso de las monedas.
El papel moneda
En el mercado, la gente siguió esforzándose por encontrar dineros todavía mejores que el oro. Una de las desventajas de éste era su más que considerable peso.
Así que fue imponiéndose la costumbre de pagar con unas notas de papel que otorgaban al portador la posesión de cierta cantidad de oro depositada en cierto lugar. Aunque los billetes de papel más antiguos parecen ser un invento chino, una vez más el desarrollo de esta novedad se produjo sobre todo en Occidente.
Estos billetes eran como los vales de una consigna cualquiera. Tenerlos equivalía a ser el propietario del oro depositado en alguna caja fuerte. Una multitud de bancos comerciales de todo el mundo emitían este tipo de notas de papel. [...]
Gracias Durán, moi interesante...deixo link a documental que fala sobre a historia do diñeiro con animación algo cutre pero ben explicado.
Tamén deixo link a un documental que fala sobre cómo os psicoanalistas interviron na política e economía para controlar e facer as masas consumistas.Interesante o papel do sobrino de Sigmund FREUD:Eduard Barneys.
El dinero es deuda
http://www.alg-a.org/El-dinero-es-deuda-documental
eL SIGLO DEL yO
http://www.youtube.com/watch?v=Soe5hgmjvdc
Hola.
Gracias a ti por el aporte, Antía. No he visto ese documental que indicas en el segundo enlace ni sabía de su existencia.
Hola Adán.
Pues seguiré con atención todos estos artículos, conocer esta información en profundidad es muy importante para entender el mundo en que vivimos.
No se puede crear una obra actual desconociendo lo que está pasando a nuestro alrededor.
Apertas
Hola.
Descuida, Carlos. Tú no necesitas esperar a los artículos, ya tienes una copia del dossier que te entregué al terminarlo. Aunque veo que no le has hecho mucho caso, eh!?
Desde luego, qué poco me ayudáis!! ;-)
hasta el próximo capítulo________
Donde está en un solo archivo para poder leerlo completo, busco y busco pero no lo encuentro.
Hola, Robert.
Ayer contesté a tu comentario, pero la respuesta no ha aparecido todavía :-/
En cualquier caso, aquí te dejo este enlace donde puedes bajar un pdf con el dossier completo:
http://dl.dropbox.com/u/4198145/La%20crisis%20de%201929.pdf
También dejo otro enlace donde se puede consultar el artículo de wikipedia en castellano para la entrada Familia Rothschild, tal como era hace tres años, y que yo utilicé para el dossier:
http://dl.dropbox.com/u/4198145/Familia_Rothschild.rar
Como se puede observar, hay una más que sustancial diferencia de redactado entre aquel artículo y el que se puede encontrar en la misma wikipedia desde hace al menos un año y medio.
un saludo.
hola muchas gracias, lo voy a leer entero, lo acabo de bajar, interesante lo que paso con la bio de los roth, lo voy a revisar, esos meten la mano en todo y hasta el fondo.